Es verdad que nunca nos bañaremos en el mismo río. El movimiento continuo del agua hace que siempre sea diferente, igual que nosotros...Heráclito, tenía razón; y tal vez por eso, me resultan tan maravillosas esas imágenes (como la que os muestro) en las que el agua aparece detenida pero sin perder esa sensación de movimiento. Esa neblina que hace que capturen su esencia más pura: La fluidez frente a la estática de las rocas que sortea. Del mismo modo he tratado de capturar esa fluidez en la pieza que os traigo hoy. Una cascada de crin plisado fluyendo entorno a una flor que, a modo de roca, estructura el giro del movimiento a su alrededor...Espero que os guste.
